Buscando la diferenciación, Victoria Ordóñez decide incluir en sus caldos la variedad autóctona Pedro Ximénez de los Montes de Málaga, uva de los vinos malagueños por antonomasia, ya que solo en Málaga se cultivaba, y que, durante los siglos XVII a XIX, dio origen y fama internacional al vino de Málaga. La elaboración de estos vinos, que eran en su mayoría secos, se abandonó después de la filoxera.